Éste es el texto en el que Ricardo habla de él mismo. ¿Qué les parece?
“Bon appetite… et mange le monde”
Ricardo
Antonio González Vela
“El
tren que pasa por mi ventana no me perturbará más, su fuerte andar no
interrumpe mi dormir, incluso me arrulla más. El tren que lleva al mundo por
ahora lo dejo pasar, pero no me importa no” ¡Vaya estrofa más hermosa! Claro,
la saqué de una de las tantas canciones que por ahora traigo en la cabeza y que
no puedo dejar de reproducir, pero es inevitable para alguien como yo, si es
que resulta valido y entendible hacer esa clasificación, sentirse identificado
con ella.
Me costó mucho trabajo decidir un tema
concreto para tratar en este diminuto texto. Nuevamente el azar se encargó de
ayudarme con las decisiones de mi rutina diaria cuando en el reproductor aleatorio
empezó a sonar “It won’t be long now” (No tardará más, en la versión latina) de
Karen Olivio. Las mismas ansias de comerse al mundo que ella canta con emoción
y nostalgia las siento yo en cada momento del día.
Mi madre se queja cuando salgo de casa
antes de lo normal, es ultra trillado que me diga “Te la vives afuera” “Ya no
te veo” “Seguro no estás comiendo bien por andar en la calle” “¿Tienes que
comprar un libro? Yo lo traigo, pero tu quédate en casa” y otras frases por el
estilo; pero yo no puedo evitar querer salir de aquí y caminar —porque me
encanta caminar—, conocer las calles que nunca había conocido e incluso
perderme un rato, no importa que esté en Polanco, en la Roma o en la Merced,
cualquier lugar de la ciudad, por más recóndito que esté, me parece un buen
lugar para estar.
Claro que mi mayor aspiración no es
conocer todas las colonias de las dieciséis delegaciones del D.F., mi mayor
aspiración, o al menos una de las más importantes, es viajar, viajar mucho y a
distintos lugares. Los obvios: Paris, Nueva York, Buenos Aires. Los no tan
obvios: Moscú, Estambul, Milano, Brujas y un sinfín de ciudades que no puedo
morir sin ver.
Más que viajar y conocer es sentirme
independiente, porque estoy seguro que es más divertido sentirse independiente
comiendo macarrones dulces en Café de Flore que en una banca de Parque España.
Los centenares, miles, de kilómetros de distancia aumentan mi conformidad y mi
excitación, por eso mi obsesión por aprender varios idiomas a pesar de que no
estoy estudiando Relaciones Internacionales. Es que me emociona tanto tener una
vida para nada sedentaria.
Los veinte y los treinta son seguro la
mejor edad, ahora que estas ansias de que llegue el momento no significan que
no esté disfrutando los pocos días que me quedan perteneciendo a la minoría de
edad, para todo hay un tiempo, lo sé, pero es que en ocasiones el tiempo me
parece tan corto y el gusto por vivir tan, pero tan grande.
En fin, confío —mientras suspiro— que un
día el tren pasará por mí y viajaré con él; que un día caminaré lejos de aquí y
podré volar. No tardará más en llegar.
Un texto que te permite conocer a Ricardo. Aunque también te puedes identificar con ese espíritu de libertad que plasma. Con esos sueños de viajar, de conocer, aprender. En pocas palabras, vivir inmensamente la vida.
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ResponderEliminarLa ganas de vivir y conocer azarosamente el mundo que describe Ricardo, se contagian desde el primer párrafo de su texto. Me gusta, además, la forma en la que representa y simboliza su concepción de libertad e independencia, los medios para alcanzarlas y para "comerse el mundo". Muy bueno, te felicito
ResponderEliminarRicardo nos muestra en este texto una persona muy aventurera y deseosa de conocer el mundo entero. Me mantuvo muy metida en el texto y creo que tiene una muy buena estructura. Transmitió en mi ese sentimiento de libertad y de querer conocer muchos lugares.
ResponderEliminarEs un texto bastante bien delimitado, porque logras conocer una parte importante de la vida y la personalidad de Ricardo, además de que con el solo hecho de referirse a esta aficion que él tiene logra darse a conocer, además la redaación y sintaxis son muy buenas.
ResponderEliminarMuy buena redacción, le da seguimiento en todo momento a sus ideas, pero es muy cierto, era un espacio muy pequeño como para mostrarnos totalmente lo que él es. sólo nos muestra una parte de él .
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